- Colecho. Lo importante no es el lugar, sino cómo tú como papá y/o mamá respondes a las necesidades de tu bebé al momento de dormir. Puedes ser muy responsivo desde la cuna.
- Amamantar. Esta es una decisión del bebé y de la mamá. NO tiene nada de malo hacer una alimentación complementaria. Se puede ser respetuoso dando papillas y aquí se une la práctica de BLW (Baby Lead Weaning). Lo importante es hacer partícipe al niño del proceso; no tanto que coma con las manos o los alimentos que recibe (con responsabilidad).
- Porteo. Es fortalecer el vínculo con nuestro hijo; que se sienta seguro y tranquilo. El porteo es una herramienta que facilita este proceso, pero puedes ser respetuoso llevándolo en un cochecito y respondiendo a la necesidad de brazos cuando lo requiera.
- Límites. Establecerlos es un acto de amor, es inevitable, son necesarios. No son algo que se puedan imponer o aprender por si solos, requiere presencia real de otro ser humano.
- Apego. No podemos criar hijos con o sin apego; todos los seres humanos la desarrollamos. El foco está en la calidad de vínculo afectivo que hace con las personas que lo rodean.
Estos son algunos de los ejemplos que me parecen importantes resaltar porque cada uno de ellos tiene un fin que necesitamos investigar, conocer y ver la esencia.
La frustración llega cuando intentamos de manera desesperada en cumplir al pie de la letra cada uno, pero a veces no siempre podemos tener a la mano una mochila ergonómica o un platito especial para el BLW y esto no quiere decir que hayas fallado en el intento de criar de manera respetuosa. Tu misión es enfocarte en ATENDER LA NECESIDAD con las herramientas que tienes; si te das a la tarea de conocer la etapa de desarrollo en la que se encuentra tu hijo, lo demás te será más sencillo irlo adaptando, pues en lugar de enfocarte en buscar la cama perfecta para hacer colecho, buscarás el espacio, el momento y la manera de atenderlo dentro su rutina de sueño.
Para ejercer una crianza respetuosa, debes empezar por respetar tus procesos, ser compasivo contigo mismo. Evita culparte, reconoce cada acto de amor que haces, porque al final lo estás haciendo desde esta sabiduría parental que se ha despertado en ti.